viernes, 19 de noviembre de 2010

¿Otro Baguazo?


Quiero informarles a todos los lectores acerca de un proyecto que se ha planteado en el Perú, y que al parecer se va a llevar a cabo. Es un tema que lo escuché por primera vez en un curso de la universidad y empezamos a debatir sobre ello.  Se trata de una hidroeléctrica que se está llevando a cabo en el río Inambari ubicada en las confluencias de Madre de Dios, Puno y Cusco. Es cierto que en nuestro país hay la posibilidad de construir plantas hidroeléctricas con gran capacidad de producción energética. Sin embargo, no debemos dejar de lado la opinión de la ciudadanía. Es por eso que he decidió abordar este tema en el siguiente artículo.

La Central Hidroeléctrica de Inambari sería la más grande del Perú y la quinta en América Latina con un área de inundación de más de 46.000 hectáreas. Implica, además, una inversión de $ 4.000 millones de dólares por parte de Brasil. La capacidad instalada de generación sería de 2.000 MW, el doble de la capacidad del complejo de Mantaro, la mayor generadora de electricidad en nuestro país. Su construcción está a cargo de la Empresa de Generación Eléctrica Amazonas Sur SAC (EGASUR) conformada principalmente por Engeviz, principal empresa de consultoría del Brasil e Inambari Geraçao de Energía (EGESA) conformado por dos empresas estatales brasileñas: Electrobras y Furnas, y la Constructora OAS. Lo increíble es que el 75% de la energía que se produce en dicha central se exportará a Brasil durante unos 30 años. El resto será utiliza por el Estado peruano. Un beneficio que trae consigo este proyecto es la creación de 4.000 nuevos empleos; sin embargo, estos empleos serían temporales.

Si la información que brindo culmina aquí, pues todos pensarán que este proyecto se debe culminar ya y así los departamentos colindantes y el país se desarrollaran, ¡que viva la inversión extranjera! No obstante, veremos la otra cara de este imponente proyecto.

Los posibles impactos del Estudio del Impacto Ambiental (EIA) del proyecto, que por cierto está a cargo del Ministerio de Energía y Minas (MEM) y no por el Ministerio del Ambiente, como creo que debería ser, serán afectados 161 Km de la Carretera Interoceánica por el embalse de la represa, 65 centros poblados de los departamentos de Puno, Cusco y Madre de Dios que deberán ser trasladados y compensados. También existen los típicos impactos ambientales como el efecto sobre la flora y la fauna, interrupción de peces que suelen migrar, entre otros impactos ecológicos.

A estos impactos se le suma la oposición de cuasi el 100% de los ciudadanos por 3 principales razones: los daños que causarían a la biodiversidad del Parque Nacional Bahuaja Sonene; el bloqueo de  la carretera interoceánica, y con ello, la continuidad del comercio y transporte; y por último, se inundaría el territorio de la población local que habitan aquella zona y traería pérdidas económicas.

Frente a esta oposición de la población, el gobierno responde afirmando que solo el 1.9% del PN se verá afectado por la obra y que la interrupción de la carretera será temporal. Esto muestra que el gobierno quiere realizar este gran proyecto por la ganancia que esto trae sin importar las zonas que se estrían perdiendo, y que para el gobierno no hay duda de que  la central se haga realidad.

Es cierto que los pobladores de Puno ya han alzado su voz en contra de este proyecto. Cuentan con el respaldo de 30 organizaciones y han promovido bloqueos en las carreteras de 48 horas. Además de los puneños, el Colegio de Ingenieros también se pronunció en contra de la hidroeléctrica ya que consideran que la obra causaría un fuerte impacto al medio ambiente.

Es normal que el Perú venda energía que no necesita a los países vecinos, como Brasil, y forma parte del proceso de integración continental. Pero antes se deben realizar todos los estudios económicos, sociales y ambientales que garanticen que el mencionado proyecto será rentable.

Es más, en este caso debe hacerse una evaluación socio ambiental estratégica que aborde la totalidad del programa hidroeléctrico de la Amazonía y no solamente la del Inambari. Una cosa es ‘una represa’ en la selva alta y otra muy diferente, son 6 o 14 represas en los principales ríos nacionales. Cada río de la Amazonía podría, en efecto, ser convertido en una sucesión de lagos artificiales, como ya es el caso con varios ríos brasileños. El nuevo Ministerio del Ambiente del Perú debe asumir el problema y exigir los recursos financieros para hacer eso con absoluta independencia.

Yo creo que si las cosas siguen como están, es probable que en los medios de comunicación volvamos a encontrar información sobre este tema y esperemos que no suceda algo parecido a lo que sucedió en Bagua. Estamos en la obligación de cumplir con la Ley de Consulta Previa a los ciudadanos y replantear si grandes proyectos como este se deberían llevar a cabo. Quiero decir también que el concepto de desarrollo no solamente prioriza los procesos industriales, sino también la conservación de nuestro medio ambiente. Ambos factores son muy importantes y deben ser tomados en cuenta por el gobierno peruano.

Hideki T. Shimabukuro