sábado, 11 de diciembre de 2010

Tengo billete, ¿qué hago?

Es una porquería tener y no tener dinero. Sé tantas historias en las que se cometen tantas injusticias y todo por el cochino dinero, que si las narro serían de película, porque aunque ni yo las pueda creer sí que suceden y muy cercanas a nuestro alrededor (bueno al mío sí). Juro que son tan indignantes, que me provocan náuseas tener conocimiento de éstas y siento tanta impotencia de no poder hacer nada, que a veces no quisiera saber la verdadera realidad de esta asquerosa sociedad.
El dinero NO compra la felicidad, pero si compra muchas muchísimas cosas materiales; es decir, satisface necesidades y carencias. Si posees dinero, puedes generar envidia en otros y tendrías que estar pendiente de todo a tu alrededor, quien te aprecia de verdad y no a tu dinero. Si no posees ni una pizca de dinero, no eres nadie, solo un pobre miserable que no tiene en que caerse muerto y tienes que conseguirlo sea como sea. De esta manera, es que se forman los delincuentes, personas desesperadas y humildes que necesitan un techo, alimentos, salud, ropa; y para conseguir satisfacer estas necesidades pueden cometer cualquier lamentable crimen.
No importa cuánto dinero poseas, porque aun así se miente, se roba, incluso se asesina por ÉL. A tal extremo que entre familiares se roban y se acusan entre ellos, ocasionando discordia y desconfianza. Conozco el caso de una hija que le roba a su madre, que ya es anciana y está muy enferma, y no le importaría ocasionarle un paro cardíaco, como lo hizo con su padre. Esta señora es una sin vergüenza, no tiene remordimientos de cometer este vandalismo, a pesar que gana un buen salario quiere más y más para su conformidad. Esto es lo que ocasiona el dinero en muchas personas, la vuelve frías, crueles, calculadoras, avaras, egoístas, a tal punto que ni siquiera les importa la mujer que le dio la vida, ya que ponen en riesgo la salud, en este caso, de una anciana tierna y con tan buen sentido del humor - que espero Diosito le regale muchos años más.
El dinero también compra a la justicia. Lo digo porque hace ya 19 años asesinaron a un tío mío. El padre del asesino consiguió al mejor abogado, compró al juez y a muchas personas más del juzgado. A este señor no le importó quedarse en la calle porque lo vendió todo, encerró al asesino en un manicomio y lo hizo pasar por demente. El padre de mi tío era abogado y uno de los mejores, pero no pudo hacer absolutamente nada por su hijo ya fallecido, no pudo hacer justicia, porque ésta ya había sido vendida. El asesino está libre y no es ningún demente, solo un pobre miserable que no podrá comprar a la justicia divina. Como este caso existen muchísimos más, asesinos que están libres caminando por la ciudad e inocentes encerrados sin poder ver la luz de sol, todo porque con dinero se obtiene hasta el más sucio de los favores.

Vania Cervantes Cahua