viernes, 21 de enero de 2011

Tema de adultos

Me acuerdo cuando apenas tenía 8 años. Era habitual ver a mis tíos sentados alrededor de mi abuela. Todos conversando acerca de temas muy familiares para mí. Recuerdo que siempre estaba al lado de mi madre. Era muy tímida como para relacionarme con mis parientes no tan cercanos. El problema surgía cuando quería decirle algo. Mi madre es de las personas que nunca paran de hablar, como yo ahora. Es por ello que no había momento para intervenir. Cuando por fin se tomaba una pausa para respirar, le jalaba la blusa o le tocaba el hombro y le decía algo. Ella me miraba y simplemente repetía: “Esta es una conversación de grandes, no interrumpas”. Dicha frase la he escuchado toda mi vida, pero me bastaron unos años para poder darme cuenta de lo que estas palabras realmente traían consigo.

Cuando es niño escucha frases como “esto es de grandes”, “cuando seas grande podrás participar”, “es tema de adultos” o la frase de mi madre, “esa es una conversación de grandes (…)”. Sin darnos cuenta, se nos es inculcado desde pequeños un concepto en el cual el adulto tiene privilegios por el simple hecho de haber vivido por un periodo más prolongado. No niego que esto atribuya a que este cuente con más conocimientos que un adolescente. Pero creo que no por ello uno deba ser excluido a participar.

Muchos llaman a este privilegio como “respeto”. Pero, ¿cómo podemos basarnos en un respeto que se basa en un factor no válido? Pienso que muchas veces un adolescente puede tener una opinión más sólida en una conversación que un adulto. El problema con esta tradición, es que no busca tener una conversación más amena y rica en conocimiento, sino en mostrar a los que forman parte de esta como superiores. En parte, 
creo que este “respeto” adoptado les da un mayor poder a la hora de controlarnos.

Como diría mi abuela, las épocas han cambiado. En mi opinión, yo no soy ni más ni menos cuando hablo con un adulto, somos iguales. Podremos discrepar acerca de diversos temas pero no por ello simplemente me quedaré callada. La verdad, muchas veces a uno le cuesta criticar una idea que es enseñada desde que somos unos niños. Pero, ¿realmente queremos seguir con ella? ¿Queremos crear una generación de individuos que nos tengan “respeto”?

Yo quise romper con este círculo vicioso. Ya estaba harta de que me tratarán así. Un día, cuando todos estaban reunidos en mi casa, estaban discutiendo acerca de la posición que tiene la mujer en la sociedad. Lamentablemente, me considero feminista, por lo que un comentario como: “solo están para cuidar a los hijos” no fue de mi agrado. Abrí la boca y empecé a opinar. Nadie me dijo nada. Todos me miraron y no podían contradecirme. Es más, empezaron a opinar igual que yo. No saben cuánto me costo, no solo el intento, sino también las consecuencias que tuve que asumir posteriormente.

No nos damos cuenta, pero si no rompemos este círculo pasará lo mismo con las generaciones que nos sigan. Este supuesto “valor” tiene que ser erradicado. Cada día tenemos que llenarnos de diferentes puntos de vista. Es muy probable que los futuros menores tengan opiniones con las cuales chocaremos, o tal vez no. Pero es ahí donde uno aprende a crecer como persona, cuando tolera la opinión del otro y aprende algo de ella. Al fin y al cabo, tenemos que aceptar que somos diferentes y que por ello ni tu edad, cultura, género, entre otros deberá afectar el mensaje que quieres transmitir.

Alessandra Caso

Implante de vértebra

¡Hola! Una vez más les habla la vértebra Hikedi. El día de hoy tenemos una invitada especial. Su nombre es Alessandra Caso, y va a compartir con nosotros un punto muy interesante en la sociedad que muy pocas personas se dan cuenta. Una diferencia del concepto de 'respeto' que no muchos tienen en claro, diferencia que se establece generalmente entre adolescentes y adultos. Compartir opiniones, intercambiar información, al fin y al cabo, ambas partes salen aprendiendo algo bueno. Bueno, no me queda nada más que invitar a nuestro público a leer este atractivo artículo escrita por una muy querida amiga del blog. Muchas gracias Alessandra por tu trabajo.