Si hablamos actualmente del personaje más mediático de la península itálica, nos imaginaremos que es un futbolista del Calcio, una actriz despampanante o un cantante famoso, pero estaríamos en un serio error, ya que el que tiene ese “honor” hoy en día es Silvio Berlusconi, Primer Ministro italiano, presidente del AC Milán, dueño de las corporaciones más grandes de ese país y, según la revista Forbes, el hombre más millonario en el país de la bota en el presente.
Fácil muchos recién se han enterado de las costumbres de este personaje, por la filtraciones de Wikileaks, en la que literalmente, se opina que es un hombre en decadencia moral, cuyos problemas íntimos están afectando la imagen del Gobierno internacionalmente. Pero ¿Qué está pasando realmente en Italia para que se haya llegado al extremo de vincular a este hombre con prostitutas menores de edad?
Una última encuesta que porcentaje importante de la población italiana, apoyaba a Berlusconi, y que últimamente se han multiplicado los jóvenes que quieren emularlo. Todo empezó hace aproximadamente año y medio, con los rumores de fiestas salvajes, parrandas , orgías sin control, pero sin fuentes fidedignas que las corroboraran, pero poco a poco, fueron apareciendo las pruebas que irían demostrando la veracidad y atrocidad de estos hechos. Incluso en materia legal, se puede notar que estos hechos están siendo investigando por la fiscalía italiana, ya que hay denuncio de abusos sexuales, trafico de menores y de influencia y trata de mujeres, todo esto ante el asombro del mundo menos de los italianos que no han dejado de apoyarlo, aunque ya haya perdido el poder abrumador que ostentaba en el Legislativo.
Lo más chocante, es que según investigaciones, no son pocos los jóvenes que están anhelando esa forma de vida, con impunidad, dinero y mujeres por doquier sin ningún control ni fiscalización, influyendo en materia moral y de valores, perdiéndose cualquier pudor en las generaciones venideras que ven este comportamiento como algo correcto socialmente.
Lo que quiero resaltar es que muchas veces, sin pensarlo, nos vemos influenciados por este tipo de personas, creándonos héroes y figuras a seguir de forma inconsciente y es uno de los factores por lo cual los seres humanos perdemos nuestra personalidad y usamos nuestra libertad y el poder de forma incorrecta, muchas veces causando daño a otras personas. Ojala que podamos ser materia de influencia positiva en un futuro y seamos recordados por eso y por ser el presidente más libidinoso de la historia.
Att.
Sebastián Uribe Díaz
